DE LAS TUNITAS… AL VOLCÁN
Por Elba Gómez
“Si tu vuelo es alto, lejano y prolongado; recuerda que siempre habrá un lugar lleno de amor esperándote” The Palmas.
Así reza un texto flanqueado por dos escudos heráldicos, Lara al lado izquierdo y Espinosa al lado derecho, que enmarcado y colgado en la pared de ladrillo labrado, se encuentra en la terraza de la casa en construcción propiedad de Bernardo Lara Galindo, María Filomena Espinosa y los tres hijos de éstos; y para quienes, el contenido de la cita va dirigido por parte de sus progenitores.
La vivienda, ubicada en Colinas del Volcán, es un predio rústico en las afueras de la Delegación de Mezcala de los Romero municipio de Tepatitlán Jalisco. Llegar hasta ahí implica cruzar una brecha donde abundantes maizales le hacen sentir al transeúnte la magnanimidad de esa región, el olor a tierra mojada y la milpa casi jiloteando indican que este año ha sido un buen temporal, en el trayecto y a lo lejos se observa un hato de ganado que ceremoniosamente pace en un potrero, conforme avanzamos, el sol parece ruborizarse y por momentos se oculta ante la aparición de majestuosas nubes que presagian tormenta, el paisaje parece irreal, un color verde de varias tonalidades aparece ante nuestra vista, la naturaleza parece prodigarse en ese lugar donde el matrimonio Lara Espinosa escogió para hacer de ese predio su residencia.
Dos fuertes pilares de material flanquean la entrada a la casa, como simbolizando a los pilares de ese hogar, al sólo cruzar la puerta se percibe el exótico aroma de las hierbas de olor que el matrimonio cultiva en su jardín; orégano, hierbabuena, albahaca, un dulcísimo mirto, romero y estratégicamente plantada, una mata de ruda. Hay también en ese vergel, unas palmas trasplantadas que le dieron el nombre a la propiedad. Complementan el ornato en el huerto, exquisitas flores de los diferentes tipos de plantas que Filo y Bernardo cuidan con esmero. Todo este cuadro sirve para cercar “El Foro de los Tres Dólares” un espacio ligeramente elevado situado en el ángulo norponiente que marcan los linderos de la casa y desde donde se dominan los tres sectores en los que la casa está dividida.
Siendo Miriam Guadalupe estudiante, ella, hija menor del matrimonio y bailarina de carrera, no tenía recursos económicos para aportar para la compra del predio como lo habían hecho sus hermanos, Juan Bernardo y José Abraham, con sólo tres dólares como capital, la muchacha le comunicó a su padre su intención de ayudar a pesar de su precaria economía a lo que su progenitor espetó: “Deme esos tres dólares y válgale madre, que la casa también es pa’ usté”. Hoy, la cantidad aportada por Miriam le dan nombre a su foro.
Filo y Bernardo son maestros jubilados, altamente apreciados en las comunidades donde prestaron sus servicios a donde llevaron no solamente el programa que la Secretaría de Educación Pública exige para los educandos sino que enarbolaron ideales que prosperaron en la mente de sus alumnos, sembraron en sus discípulos la semilla que germinó y que es la que ahora da frutos en beneficio de su sociedad, como luchadores sociales, buscaron la afinidad con todos los sectores privilegiando el respeto para todos en igualdad de circunstancias. No es raro constatar ahora el respeto y admiración de que es objeto esta pareja.
Uno de los pilares de esta familia, María Filomena, Maestra Filo, como le dicen, es una mujer afable, de expresivos ojos cafés, la sonrisa perenne; aunque de estatura baja su presencia es imponente, sus manos morenas son como ávidas palomas cuando habla de su vida en común con Bernardo su marido, se adivina enamorada, le brilla la mirada al mencionarlo, habla también de sus otros tres amores, sus hijos, entonces, su mirada se torna radiante, ella dice que son su razón de ser.
En el aspecto profesional Filo tiene una trayectoria interesante, aunque no menos importante que la de su esposo, así, nos habla de su inspiración, su compromiso y su dedicación que la llevaron a formar generaciones de alumnos capaces de transformar su entorno, evidenciando con ello la presencia de la mentora en las aulas por las que pasaron.
Originaria de Guadalajara, estudió en la Benemérita y Centenaria Normal del Estado, con apenas diez y nueve años y estrenando el título de maestra de educación primaria, la suerte la colocó frente a un grupo de 42 alumnos de primero a sexto grado, como maestra unitaria debía cumplir una jornada laboral de las 09:00 a las 18:30 horas en la comunidad de Las Tunitas, distante tres kilómetros de el lugar de su residencia, de Mezcala, distancia que algunas veces recorría a lomo de burro, otras, caminando por el polvoriento camino y que el mismo, era un lodazal en tiempos de lluvia. Corría entonces el año de 1982.
Llevando como inspiración en su pesada labor a su maestra de primaria María Luisa Domínguez Mercado, siguió los llamados de su misión y el siguiente año la derivaron a la comunidad de Los Cerritos donde conoció al que sería su marido, Bernardo Lara Galindo originario de Tuxpan Nayarit y egresado del CREN (Centro Regional de Educación Normal) de Ciudad Guzmán, se casaron al año siguiente ahí mismo en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe en Los Cerritos, tuvieron como hogar un salón de clases de doce por cuatro metros, el que era al mismo tiempo, sala, recámara, estudio y cocina. Pasaron cuatro años, llegaros los dos hijos mayores, en Los Cerritos tenían todo… menos agua… razón más que poderosa para buscar nuevo destino. Era el año de 1987.
Ese destino los llevó a Mezcala donde vivieron los siguientes quince años, involucrándose en la vida social como los demás habitantes de la delegación, Filo entonces tuvo a su cargo como maestra de primaria alumnos desde 1987 a 1992 cuando la nombraron directora del plantel hasta el año 2002 y en la secundaria de 1988 al 1997. Fue parte activa del personal docente de la Secundaria por Cooperación “Juan Picazo Franco” de Mezcala de 1988 al 2007. En INEA (Instituto Nacional de Educación para Adultos) en la misma delegación de 1997 al año 2000, en Tepatitlán estuvo como Formadora en el Programa de Formación de Directivos en Competencia del año 2000 al 2007.
En 1988 Filo da a luz a su hija Miriam Guadalupe.
Con la prioridad de atender a sus hijos, a su casa y al trabajo, la maestra Filo tuvo que abandonar dos intentos de terminar dos licenciaturas, una en Matemáticas y otra de Inglés, sin embargo, las carreras truncas no fueron obstáculo para que la mentora impartiera sus conocimientos en ambas materias. Una vez crecidos los hijos hubo la oportunidad de estudiar la Licenciatura en Pedagogía en la UPN del año 2002 al 2004.
Con los años de servicio docente se forjó a la par en Filo, el compromiso latente de no sólo enseñar unas cuantas letras a sus alumnos, les dio algo más, les indicó el camino, hoy en día, la maestra recibe muestras de agradecimiento, homenajes, reconocimientos a los que ella responde con humildad. Su legado se queda, generaciones formadas por esta maestra darán testimonio de su paso no sólo en Mezcala de los Romero y en Los Cerritos sino en los confines del mundo, donde haya alguien a quien en sus aulas haya inspirado María Filomena Espinosa.