TEPA: EL DIVORCIO DEL TRIENIO
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ
Los Ángeles 27 de agosto del 2015. De acuerdo a mi experiencia profesional como conflictólogo, los casos de “divorcio civilizado” ocurren principalmente para ahorrar dinero, estrés y según eso, dolor a los hijos. En la realidad sin embargo, no estoy tan seguro que se aminore ni una sola pizca en estrés y mucho menos en dolor para los hijos.
Traigo a colación lo anterior pues en Tepa ya es un secreto a voces que el divorcio político entre Arturo Pérez Martínez y Jorge González Arana está ya a punto de suceder pues están ya muy distanciados en su relación y es un hecho que lo único que les queda, es hacer oficial la inevitable separación. En esa relación (a punto de terminar) sin embargo existe un pequeño hijo de ambos que se llama Norberto Venegas Íñiguez.
No me cabe duda que al poner punto final a su idilio de muchos años, la pareja y en cuestiones financieras, va a sufrir. El éxito que en antaño alcanzaron por su dedicación a los negocios (públicos), caerá en una espiral descendiente para nunca jamás volver a ser lo que fue. Sin embargo la verdad es también que les fue tan bien, que los bolsillos de ambos ahora están llenos a diferencia de hace digamos treinta años cuando los dos se iniciaron en la lucrativa práctica política.
Entonces el estrés de ellos dos y claro, el sufrimiento de la criatura, es algo tan real que no se puede solamente ignorar. ¿Cómo van a lidiar ambos con la angustia producida por el fin a la relación? En la misma línea de raciocinio ¿cómo le van a ayudar al retoño de los dos a manejar el dolor de ver a sus padres irse cada cual por su propio camino?
Esa conducta de los páter familias mencionados hacia el hijo de ambos, es algo cruel e inhumano. Repito el dolor y estrés en este caso sufrido por la criatura, no es algo para reír ni chismear pero a pesar de lo real, es algo para considerarse.
La criatura, me refiero a Norberto, quedará al garete en la vida (política) sin su papi Arturo ni su mami Jorge Eduardo justo cuando tiene que iniciarse ya en un mes, en un territorio hostil lleno de coyotes y lobos la mayoría pintada de naranja pero sin ignorar que también hay tricolores e incluso una independiente.
En estos tiempos y ya por estos lugares, la disolución del sagrado vínculo del matrimonio, es algo de todos los días sin embargo en este caso ninguno de los padres está tomando en consideración ni el estrés ni mucho menos el dolor del muchachito inocente a punto de recibir su bautismo como regidor.
Obvio que este caso no es ningún “divorcio civilizado, “ hay mucha crueldad en los padres Arturo y Jorge Eduardo que siguiendo su egolatría, anteponen sus intereses personales antes que considerar los de su pareja y/o su familia. Sin embargo esa es la realidad y nos guste o no, en Tepa, en eso consiste el divorcio del Trienio.
Amigo lector, si la opinión de este servidor no comulga con la suya, yo quiero conocer la de usted, gracias.