Inicio › Foros › Noticias Locales y Regionales. › UNA HERMOSA ORACIÓN ZEN BUDISTA
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ
En la filosofía oriental del zen budismo existen si mal no recuerdo, solo tres oraciones. De ellas la que tiene mayor seguimiento (ya que no sería apropiado decir mayor fervor) es la siguiente “hacer el bien, evitar el mal y purificar el corazón.” Voy a hablar específicamente de esta plegaria pues explicar también las otras dos, creo que se me dificultaría más de la cuenta sobre todo en el reducido espacio que aquí manejo.
Como se puede ver, el rezo mencionado no está dirigido a ningún ente digamos como lo hacemos nosotros los católicos o el resto de los cristianos. En el catolicismo por lo general, por no decir cada vez, invocamos específicamente a Dios Padre, a Jesucristo, al Espíritu Santo, a la Virgen o a algún santo. Los ortodoxos hacen lo mismo aunque no así el resto de los cristianos. Es decir los protestantes exclusivamente invocan al Padre.
En contraste la rogativa asiática no –establece- comunicación alguna entre el más allá y el que ora. Más bien la petición se antoja casi un tipo de instrucción como para armar algún tipo máquina o juguete por ejemplo paso número uno hacer el bien, paso número dos evitar el mal, paso número tres purificar el corazón.
Por ello se antoja la pregunta ¿qué efectividad alcanzará el que dice o repite la invocación? Me refiero a diferencia de lo que conocemos los cristianos como resultados a nuestros rezos. Pero luego se me antoja que definitivamente hay una clarísima intención de conseguir un cambio sí, pero si así fuera, este es exclusivamente personal. Parecería como si la instrucción auto dirigida ordenara solo a su espíritu, a su mente y así mismo a su segmento físico en una palabra todo su ser.
Parte de lo interesante de la misma filosofía zen budista es que los practicantes de esa forma de vida no muestran para nada interés en alcanzar ningún resultado. Ellos creen solamente en “portarse bien” en practicar lo que se tiene que hacer, punto. Es decir por más raro que parezca, su afirmación es no tener trascendencia más allá en este caso, de decir la jaculatoria citada. En otras palabras no exponen esperanza en algún efecto.
El filósofo mexicano Don José Vasconcelos escribió en su libro “Lógica Orgánica” (palabras más, palabras menos) que la diferencia entre el cristianismo y el budismo era que en el primero, el creyente comienza de la nada pero su meta es alcanzar el todo mientras que en la segunda es totalmente lo opuesto “quizá su principio es el todo,” nos dice el pensador “pero su interés es alcanzar la nada.” Tenía razón el –Maestro de las Américas- aunque no nos explicó un poco más sobre su comprensión de ese tema porque de otra forma nos hubiera manifestado que para los fieles del zen budismo –todo y nada- son uno y lo mismo.-
Tal vez porque en la filosofía del Oriente el todo y la nada son intercambiables, no existen para ellos las numerosas súplicas como nosotros tenemos en nuestra religión. Es decir ellos no tratan de alcanzar, no tienen intención de conseguir ningún cambio muy probablemente ni siquiera en ellos mismos.
Por eso ellos solo tienen a lo máximo tres rezos y de esos tres, les compartí el que tiene mayor seguimiento y por eso lo considero el más interesante. De ahí que “hacer el bien, evitar el mal y purificar el corazón,” es en mi humilde opinión, una hermosa oración zen budista.
Mi amigo lector si usted tiene otra opinión, yo quiero conocerla, gracias.