Por Elba Gómez
Las redes sociales son sitios de internet que permiten a las personas conectarse e interactuar con sus amigos y conocidos y a la vez ampliar ese círculo de amistades, de manera virtual, comparten intereses similares creando sitios con un interés común ya sea laboral, de entretenimiento, de amistad, amoroso o comercial. Es un avance dentro de la ciencia que ha venido a enriquecer de manera sistemática las relaciones humanas.
La creación de estos sitios nos da la oportunidad de comunicarnos con personas que radican en los lugares más lejanos, también con las que teníamos años y felices días de no saber de ellas, son además una herramienta para adquirir información de primera mano, son sitios donde el perfil y las publicaciones del usuario dicen más de lo que quisieran dejar ver, también algunas veces es motivo de agravio para el consumidor de estas redes lo que ahí se informa.
Como ejemplo está la red social Facebook que desde su creación ha sido un factor más bien para socializar, pero en ese trayecto, el uso, mal uso y abuso de este producto ha sido un elemento de acercamiento y en ocasiones de distanciamiento entre quienes lo consumen… ¡¡¡Ya decía el Señor Cura de mi parroquia, que estas cosas son del demonio!!!
Y hablando de detractores de esta red social, claro, detractores que son en realidad voraces consumidores de este producto y que se esconden en el anonimato para estar espiando a todo mundo, ingresar y alterar los muros de otros usuarios y cobardemente en un perfil creado bajo un seudónimo, lanzar publicaciones ofensivas contra todo el que se atreva a pensar diferente y buscar la aprobación o iniciar una polémica entre sus contactos de las estupideces que “postea”… pobres zánganos, son tan fácilmente identificables.
Uno de estos detractores cibernéticos lanzó un discurso reprobatorio para quienes usamos las redes sociales como medio para interrelacionarnos con otros semejantes, en un acto público hace algún tiempo, siendo funcionario del Ayuntamiento de Tapatitlán, se le ocurrió decir, palabras más, palabras menos esto:
“Las personas que usan redes sociales para comunicarse son entes fríos, carentes del sentido de que pueden lograr vínculos afectivos, incapaces de poder relacionarse, menos sostener una relación con sus iguales, que le temen a la calidez que proporciona la cercanía del otro (o de la otra en su defecto), que se esconden tras de una inmóvil computadora como único canal para expresar sus limitadas emociones” etc, etc…¡¡¡Jesucristo Vencedor, aplaca tu ira y tu rencor!!! ¿todo eso somos millones y millones de usuarios de redes sociales?
Y bueno, ya poniéndonos un poco ¿o un mucho? críticos, la realidad es que los conflictos que se desarrollan entre usuarios poco inteligentes van más allá de la imaginación de cada uno de nosotros, y es que FB es el mejor sitio para saber los chismes de actualidad de quien usted menos piensa, ahí se encuentra desde que: el fulano que aparenta ser respetable creó un sitio público para tratar asuntos amatorios que desde su cuenta privada no sería políticamente correcto que lo hiciera, que la prima Karla, la más fea y malgeniosa ya pescó galán con harta lana, que la obesa de la Vero ya va al “gym”, que Viridiana, que se casó hace un mes ya parió chilpayate, que Juanito se dio cuenta por fin ahora que se asomó al espejo, que desde hace mucho tiempo luce una notable cornamenta, que doña Tere pescó al infiel de su marido teniendo sexo “facebuquero” con su novia de juventud y que vive a miles de kilómetro de distancia…con razón hay tanto adicto al FB.
Hablando ya con más seriedad, el fenómeno que ha producido el uso indiscriminado de las redes sociales en algunos sectores de la sociedad es preocupante, casos de parejas que terminan en divorcio, pérdidas de interés de algunas personas por su entorno, baja en el rendimiento escolar y laboral, confusión ideológica y espiritual, incremento de estrés, trastornos de sueño y algunas otras cosas que arrojan los datos duros de estudios calificados como el elaborado por la Universidad de Ciencias y Tecnología de Harrisburg Pensilvania.
Con la información a la mano, no nos queda más que ser persuasivos en la recomendación del buen uso de las benditas redes sociales.