¿VERDAD O CONOCIMIENTO?
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ
Los Ángeles 4 de junio del 2016. Hace algunos días mientras charlaba por teléfono con mi amigo Paco Gallegos sobre algunos sucesos históricos de Tepa, Paco dijo algo muy parecido a lo publicado sobre el mismo tema por Norberto Servín en su muro Detrás de la Puerta. Gallegos expresó “pues esa era entonces la verdad porque no se conocía otra”.
Por su parte Norberto Servín publicó algo en referencia al Profesor Heriberto Alcalá Cortés. El dato, el mismo Servín aceptó que estaba erróneo pero curiosamente Norberto preguntaba “¿mintió Alcalá Cortés?” Y luego él se auto contestó algo cercano a esto “no, solamente que no se tenía los datos pues al cambiar la tecnología, cambia la verdad”.
Vámonos despacio para examinar y luego desglosar lo anterior. Primero, la verdad no depende de datos históricos. Por definición, la verdad es lo opuesto de la mentira. Luego si algo no expresa la verdad, entonces es mentira. Eso es lógica pura.
Entonces en la historia al escribir algo que no es verdad, se plasma el mito que tiene la misma raíz que mentira, lo opuesto de lo verdadero se tenga o no acceso a documentos que muestren lo verídico.
El caso es que si no se tienen los datos y se escribe a ciegas, eso es incurrir en mitos, por lo tanto en mentiras.
Paco me dijo (repito) en la misma conversación mencionada “esa era entonces la verdad pues no se conocía otra y ahora como se tienen nuevos datos, entonces la verdad cambia”. Órale.
El párrafo anterior ya lo había mencionado Servín al expresar que la tecnología cambia la verdad. ¡Ah caray!
La verdad es una y no cambia aunque curiosamente en Los Altos se tiene la tendencia a mencionar que “hay verdad absoluta y (por ende) relativa”. ¿En serio será el caso?
El caso es que hay verdad, punto. El admitir otra cosa es agregar y/o quitar adjetivos a lo verídico, a los hechos. Es tratar de que quizá se nos considere “cultos” o “filosóficos” es decir que tenemos conocimiento pero la verdad en cualquier caso, procede y continua sin ninguna mutación e independiente del conocimiento relativo y por más que se le agregue o se le quite al conocimiento, la verdad, sencillamente es.
En otras palabras no hay tal cosa como “verdad absoluta” o “verdad relativa”, hay verdad, punto.
Para ejemplo vamos a tocar el tema de un personaje histórico de Tepa. ¿Qué les parece Don José Antonio Romero Macías? José Antonio fue Gobernador de Jalisco en algunas ocasiones y del cual se afirmaba que había nacido en la bendita tierra de Mezcala de los Romero y además se aseveraba que su segundo apellido era Leal.
Ah pero hace poco Don Francisco Alcalá Barba descubrió el acta de bautismo de la hija del mismo jefe del ejecutivo del Estado de Jalisco y se dio cuenta que los abuelos paternos de la criatura que recibió el agua bautismal, eran los mismos mencionados como los padres, en el acta también de bautismo de José Antonio. ¡Vaya sorpresa! De ahí que Quico concluyó que el personaje había nacido en La Puerta de Acahuales, para nada en la tierra de Jesucristo (Mezcala). ¡Vaya sorpresa!
Los que antes habían escrito y afirmado a pie juntillas y prolíficamente aunque en forma errónea sobre el mismo señor José Antonio Romero, no se preocuparon de investigar cuidadosamente si se trataba o no de la misma persona del gobernador. Llegó la información descubierta por Quico Alcalá y zas, todo cambió.
¿Pero cambió la verdad o solo el mito?
El ejemplo anterior, nos muestra claramente que aunque no se tenía (por falta de dedicación a la investigación) el conocimiento sobre los detalles del personaje y por ende el lugar de su nacimiento así como su segundo apellido, en nada cambió la verdad. La información vertida sobre el personaje histórico no era cierta, por lo tanto era mentira. Repito en nada cambió la verdad aunque sí el mito, es decir el conocimiento que se tenía. En otras palabras el conocimiento cambió pero no la verdad.
En conclusión, por todo lo expresado líneas arriba, el conocimiento no es necesariamente sinónimo de verdad. Repito la verdad es una y por definición, es lo opuesto de la mentira.
Entonces este caso, tanto mi amigo Gallegos como mi otro camarada Servín ambos pecan al confundir (conscientes o no) la palabra “verdad” con “conocimiento”.
Amigo lector si la opinión de este servidor no comulga con la de usted, yo quiero conocer la suya, gracias.