LA CASA DE LA CULTURA DE MEZCALA
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ

Los Ángeles 14 de julio del presente. Hace unos días me enteré de dos cosas una que el delegado municipal de Mezcala estaba buscando un nombre para bautizar a la Casa de la Cultura ahí precisamente en la capital del mundo y dos, que don Chón Barba ni tardo ni perezoso sugirió precisamente que se le pusiera al inmueble, el nombre de Andrés Z. Barba.

El delegado según interpreté al escucharlo, no estaba muy convencido de que ese nombre cuadrara ciento por ciento para la Casa de la Cultura. Y en contraste, el entusiasmo mostrado a través del teléfono de don Chón Barba, era causa de contagio para un servidor.

El delegado Rodolfo Martínez Rodríguez representante del gobierno municipal de Tepa estaba consciente de que el mejor promotor de la charrería que ha tenido el estado de Jalisco, era justamente don Andrés Z. “Pero,” me dijo, “es que no nació en Mezcala.”

Cuando este servidor le preguntó a Rodo que si tenía conocimiento que había sido don Andrés el que precisamente regaló el cristo que tenemos en la parroquia, el delegado contestó “sí lo sabía y además no fue únicamente el crucifijo sino además junto con la imagen donó también una virgen y la magdalena.”

“¿Qué sabes del reloj de la torre que existe en Mezcala?” Lo cuestioné. Y cándidamente me contestó que no sabía nada. Le expliqué al licenciado en psicología que gracias a la amistad que don Andrés mantuvo con la famosa rejoneadora Conchita Cintrón, la torera había regalado el reloj que todavía funciona como nuevo y además ordena los días y por ende la conducta de todos los mezcalenses. El delegado ya no dijo mucho. Le escuché solamente un “está bien.”

Yo no sé qué charlaron el delegado y don Chón Barba pero lo que me di cuenta es que el director de la Escuela de Floreo (de reata) de Tepa, rápidamente se dedicó a cabildear entre los funcionarios del ayuntamiento para que le otorguen oficialmente a Mezcala el nombre de Andrés Z. Barba para la Casa de la Cultura. Pero ¿quién fue Andrés Z. Barba?

El futuro padre de la charrería jalisciense nació en la ranchería de El Saus delegación de Capilla de Milpillas el 28 de mayo de 1889. No estoy seguro pero intuyo que fue a principios de la década de 1920 que compró la hacienda del Rincón de la Mula en la delegación de Mezcala. Entonces para que le administrara el rancho, se llevó a su primo hermano Matilde González Barba quien estaba casado con una prima hermana de ambos, doña María Martina Barba Martín.

Años después don Andrés quién era un dedicado y exitoso –tratante,- compró la hacienda de Potrerillos cerca de Chapala. Entonces le vendió en buen precio y además con buenos plazos la hacienda del Rincón de la Mula a su administrador, a su primo Matilde González Barba.

Don Andrés tuvo varios puestos en la política del estado pero fue su pasión por el más mexicano de los deportes lo que absorbió su tiempo y dedicación. Aunque incluso hizo tiempo entre sus ocupaciones para también escribir poesía siendo su pieza más famosa “Soliloquio de un toro viejo.” Ese poema que dicho sea de paso, es de muy buena calidad, incluso lo declama Vicente Fernández. El charro de Milpillas don Andrés Z. murió en Guadalajara según entiendo, en 1968.

Si el ayuntamiento de Tepa no pone resistencia y gracias a la dedicación del delegado pero sin ignorar el laborioso cabildeo de Chón Barba, Mezcala bautizará durante su fiesta de agosto de este año a su Casa de la Cultura con un nombre que debe de hacer sentir orgullosos a todos los jaliscienses y esta se llamará Andrés Z. Barba.

Amigo lector, si usted no concuerda con la opinión de este servidor, yo quiero conocer la suya, gracias.

alvarezdmezcala@yahoo.com