JORGE EDUARDO Y SU MÁSCARA DE 50 MILLONES
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ
Los Ángeles 16 de abril del 2015. Ayer leí con mucho interés lo que publicó mi amigo Norberto Servín en su portal (quizá es página) de Facebook.
Servín dice básicamente que a petición del alcalde de Tepa, los regidores todos unánime y rápidamente aprobaron que el ayuntamiento se endeudara con 50 millones de pesos para dizque proseguir con el ya muy sobado tema del acueducto. Tal cantidad según nos dice Norberto, se pagará con sus respectivos intereses en diez años.
Al leer el escrito mencionado me vinieron dos preguntas a la mente. La primera es ¿cómo logró Jorge Eduardo la unanimidad de votos de los regidores otrora matreros? La segunda “¿qué quiere cubrir el presidente municipal con esa maniobra?
De acuerdo a la información que pude recopilar gracias a Norberto y otras personas, en la junta de cabildo no hubo prácticamente discusión. Se propuso, se aprobó, fue todo. ¿Adio así de fácil? “Así de fácil,” me dijeron mis fuentes.
¡Vaya! Pues siendo así, mis respetos para el alcalde y su perita forma de maniobrar con los regidores por lo general rebeldes a los planteamientos de González Arana.
Ahora que tratando de llegar más allá de lo aparente, de indagar más profundo sobre la curiosa e inesperada conducta de un presidente municipal que está ya en la recta final de su periodo, no mensual sino trienal, busco más respuestas.
Y bueno no encontrando otra explicación, concluyo que el alcalde lo hace sencillamente por “quedar bien,” o como dicen en inglés “por salvar la cara” (to save face). Es decir porque el presidente municipal en este momento muy profundamente necesita saber que su imagen de alcalde es merecedora de aplausos por sus logros ¿pero cuáles?
Así es, al no haber conseguido logro alguno en estos ya casi tres años, el actual alcalde tiene una profunda necesidad de aparentar que ha sido hombre de acción y quiere que se le reconozca, por dejar algo a la posteridad de su municipio.
Pero al no haber verosimilitud entre logro alguno y su administración, al presidente le urge ponerse una máscara, una pesada máscara que el pueblo pagará por los próximos diez años. ¿En serio mi amigo lector usted cree lo del acueducto?
Ahora lo más interesante es que los regidores en verdad cómplices en las pendejadas del alcalde, también “compraron” la ingeniosa idea del presidente de auto enmascararse, es decir de subirse al carro del acueducto.
Esa subida al carro, esa puesta de la misma careta que cubre al primer edil, tapa también el corto desempeño de los hacedores de leyes municipales. Claro, también hay que recordar que en los dos casos, el de Jorge Eduardo y el de los regidores, existen los tiempos electoreros. ¡Ah!
Los tiempos electoreros son en verdad el motivo del disparo de esa forma de actuar. Ellos piensan quizá, solo quizá, que el sufrido pueblo concluye que todo será por el beneficio de los ciudadanos.
De acuerdo a ellos, posiblemente la pobre gente piense que por fin llegará el acueducto que tanto usó como lema de campaña primero la “señora” Cecilia (la Polla) González de Gutiérrez y luego después el mismo Jorge Eduardo (tan malo el pinto como el colorao).
El acueducto no llegó y muy probablemente como dijo don Teofilito, no llegará cuando menos en los próximos seis o nueve años. Pero repito como son tiempos electoreros, todos los regidores a pesar de sus colores, comulgaron con la torpe idea de Jorge Eduardo de pasar a la historia haciendo algo redituable para el pueblo.
Conclusión:
Después de todo Jorge Eduardo no es tan diestro en el arte de la política de convencimiento pues todos los que votaron rápidamente pero sin rumiarlo con su conciencia, todos solo vieron sus propios intereses, sin olvidar los beneficios de sus respectivos partidos.
De ahí que ninguno chistó y rápido todos se pusieron junto con Jorge Eduardo, esa pesada máscara de 50 millones de pesos.
Amigo lector si la opinión de este servidor no comulga con la de usted, yo quiero conocer la suya, gracias.