LO HUMANO, COSMOLÓGICO Y DIVINO DE LA MADRE
POR JUAN RAMÓN ÁLVAREZ
Los Ángeles 9 de mayo del 2016. Mañana diez se los corrientes será el día que se celebra a la madre en México. Yo no tengo datos para aseverar las fechas y sus conmemoraciones pero me parece que en nuestra sociedad, este día es uno de los más importantes, quizá sólo superado o quizá no, por la Navidad y el Domingo de Resurrección.
Lo humano de la madre lo vemos por todas partes, pero nos auto cegaríamos si ignoramos las otras dos partes que se mencionan en el encabezado de este escrito. Me refiero a lo cosmológico y a lo divino del mismo concepto sobre la mamá.
La parte humana de la maternidad repito, lo vemos por doquier y a cualquier hora. Las madres literalmente dan la vida por sus hijos. Pero en forma menos drástica, los paren, los alimentan, los cuidan y los guían. Eso incluye que los bañan, los visten, los curan y están al pendiente de ellos.
A este servidor le tocó recibir los cariños y cuidados con mucha ternura de la mujer que tuve como madre, Doña Juanita Sánchez de Álvarez. También por muchos años, la misma mujer me sentaba en sus piernas para leerme poemas sobre todo de Juan de Dios Peza. Eso sucedía los domingos en la tarde. De hecho un poema me lo leyó tantas veces que todavía lo puedo recitar íntegro. Se llama “Amigos y Libros”.
Como si eso hubiera sido poco, tuve a Mercedes mi hermana mayor con 18 años de distancia que fue también mi madre aunque no me haya parido. Ella no se casó y por ello en todo fungió como mi segunda madre, dos bendiciones. Todo eso sería la parte humana.
En la parte cosmológica, yo creo que nuestro pensamiento nos trasporta más allá y de esa forma decimos que la madre vale mucho más que tan solo la humanidad que compartimos. Lo anterior si no lo expresamos, definitivamente sí lo sentimos.
Quizá lo cosmológico de la maternidad estriba también en el misterio de la gestación en el vientre de las hembras. Ellas prestan al universo su cuerpo para enrollar, para cobijar a la vida, desarrollarla y por fin entregarla milagrosamente al mundo nueve meses después.
El concepto cosmológico es el que nos hace sentir lo sublime por la madre y es el mismo que nos hace elevar el pensamiento para no únicamente respetar sino darle un lugar más elevado en la sociedad.
Al ser humano femenino aunque no haya parido hijo alguno, se le conoce como alguien con la capacidad de crear más allá de otro ser humano. Es decir la creatividad y ternura de una mujer, es algo innegable, necesario y atractivo en extremo para el individuo masculino y asimismo para la sociedad, de ahí también el enigma de lo cosmológico.
En lo que a divinidad se refiere, en nuestra colectividad por lo general católica, no tenemos diosas. Lo más cercano es la Virgen María pero nuestra religión nos específica y repite, que María “es la madre de Jesucristo y madre nuestra”, no más. Es decir deidad, ni de chiste.
En ese tema y en contraste con nosotros, en otras culturas el elevar a diosas a las féminas es algo muy común por mencionar algunos lugares en la India, en China, en Japón y en las civilizaciones prehispánicas, sus panteones están llenos de dioses pero asimismo de diosas. En otras palabras la divinidad femenina en los casos mencionados, es algo aceptado y no existe conflicto alguno en el concepto.
Pero sea fuere lo que manejemos como idea maternal a nivel individual o colectivo, en nuestra sociedad repito, el diez de mayo es tan importante fecha superada quizá sólo por la Navidad y el Domingo de Resurrección.
Posiblemente lo importante de la celebración proviene del pensamiento manejado líneas arriba ya sea este puramente humano, cosmológico o divino o incluso los tres juntos, no importa, no hay duda en México, manejamos ese concepto con mucho arraigo y ya no se diga respeto.
De ahí que en conclusión, me urge decir feliz día a todas las mujeres sean ustedes madres físicas o no, es decir hayan parido algún hijo o no. Para este servidor, la mujer es madre o potencialmente madre humana, cosmológica y divina. Dios las bendiga a cada una de ustedes.